La Terma Romana: una Arquitectura para el Placer y el Ocio

La Terma Romana: una Arquitectura para el Placer y el Ocio

Las termas romanas: una tipologia arquitectonica configurada desde una perspectiva social, cultural y ludica para el placer y el ocio

di José Antonio Torres de la Fuente

dottorando in cotutela tra l’Università Roma Tre, Dipartimento di architettura, e l’Università di Malaga, Facoltà di Turismo

INTRODUCCION

El objetivo de este trabajo, es poner de manifiesto, mediante la exposición de una serie de ideas, sacadas de una experiencia personalista, la aportación que ha realizado Roma  a la humanidad, mediante la construcción de los complejos termales, no solo desde un punto de vista arquitectónico sino también la vida diaria desarrollada en ellos, se acudía con fines de descanso, higiene, relax y salud corporal, la excusa para hablar de política, en el caso de magistrados y senadores,  para tratar negocios, los empresarios, para buscar favores, recomendaciones, o bien para hablar simplemente de cualquier asunto trivial, o para encontrarse con los amigos y conocidos, el pueblo en general, cumplían fines sociales y culturales, llegarían a ser los grandes centros populares de la vida social en Roma

Todo esto puso de manifiesto la necesidad de la visualización de un marco normativo de derechos y obligaciones, que se han ido trasladando sucesivamente a los textos legislativos italianos hasta su incorporación, en la actualidad, a las normativas comunitarias.

En este sentido, Marco Vitruvio[1], en el siglo I a.C. establecía los criterios para la construcción de unas termas, describiendo como debe elegirse el lugar más caliente, dos ventanas al Poniente invernal, para su adecuación al momento mejor del baño que será desde el mediodía hasta el final de la tarde.

La  geología de la Región  del Lacio, marcada por el curso del rio Tíber y el dominio  de los complejos volcánicos de Vulsini, Vicani Cimini,  influye en su   estructura hidrogeológica[2]  desarrollada a través de un modelo bastante homogéneo, muchas pequeñas pendientes suspendidas  generadoras de la permeabilidad.

La arquitectura romana refleja no solo importantes innovaciones en la técnica o los materiales empleados, sino también en el grado de conservadurismo y de respeto a la tradición, la retención y reelaboración de los órdenes arquitectónicos griegos, sobre todo el corintio, en el tratamiento externo de los edificios, aplicándose sus principios: racionalidad, economía, agilidad, simetría y monumentalidad alcanzan su máximo apogeo.

Las termas se diferenciaban atendiendo a sus dimensiones pero su distribución interna era común, sucesión de estancias aunque con la posibilidad de seguir varios itinerarios según gustos o hábitos.

Se cuidaba el ambiente con una delicada decoración en donde no se privaban de medios, llenando las estancias de maravillosos frescos, mosaicos y estatuas.

Los arquitectos romanos que diseñaron grandes complejos termales que debían ser aprovisionados de agua a través de acueductos y un sistema de alcantarillado, siendo el agua usada posteriormente para el lavado de letrinas o para el uso en molinos.

El sistema de climatización del agua y del aire eran los elementos de funcionabilidad más importantes para su funcionamiento

En la era republicana el sistema empleado no era otro que los braseros. Con posterioridad se introdujo la invención de la conducción del aire caliente, a partir de un horno y con un sistema de tubos empotrados en las paredes y bajo la solería.

El proceso consistía en un horno calentado con carbón de leña llamado antehorno, Irradiando aire caliente que pasaba por una serie de túneles y tubos de barro cocido que se encontraban bajo las losas del suelo.

La ventilación se realizaba mediante una apertura central en medio de la bóveda, cerrada con un escudo de bronce con unas cadenas que alzaba o bajaba según la temperatura de la salas y renovar el aire interior.

El sistema era sin duda complejo, ya que requería dos pavimentaciones sobrepuestas, la superior suspendida a unos 60 cm de la inferior, y con un sistema de aspiración a través de tubos suspendidos del techo para el calentamiento de las zonas cálidas.

LAS TERMAS ROMANAS DESDE LA PERPECTIVA SOCIAL, CULTURAL Y CURATIVA

Partimos del proverbio que el agua es higiene para el cuerpo y pureza para el alma. Por eso griegos, romanos y posteriormente, los árabes hicieron de los baños públicos un rito diario. De hecho, el baño llegaría a ser incluso un servicio público subvencionado parcialmente por el Estado, que lo puso al alcance también de los menos pudientes.

El nombre Terma es de origen griego “θερμός””Thérmos”, significa caliente. Los baños en las villas romanas se llamaban balnea y cuando eran públicos thermae.

En muchos casos era el tesoro imperial el que se hacía cargo de los baños, suministraba los subsidios y corría con todos los gastos para mantener abiertos los establecimientos[1], porque las termas se iban convirtiendo en un lugar de reunión que frecuentaba casi toda la población, ya fuese en busca de curación para sus enfermedades ya en busca de higiene o placer.

Las ciudades que tenían baños públicos les sacaban partido de dos maneras: unas veces arrendaban la explotación a publicanos, mediante una suma fijada que iba a parar a la caja municipal, pudiendo los arrendatarios exigir de cada bañista un precio según el coste del arriendo. Otras veces era la misma ciudad la que explotaba los baños por medio de sus agentes y de esclavos públicos o intendentes (actuarii). La tasa (vectigal)[2]obtenida, seguramente, por medio de un cobrador se llamaba balneareo balneaticum.

La jornada en las termas como explicaremos, constituía todo un recorrido ritual cuyo esquema básico era el siguiente: tras el primer paso para dejar la ropa, el “apodyterium” o vestuario, se penetraba ya desnudo en las salas tibias,”tepidarium”, en las que comenzaban a tomarse los baños, posteriormente se pasaba al “caldarium”, o sala más caliente para tratamiento de sudor, masaje y limpieza profunda para, finalmente, pasar al frigidarium, o sala central común con una piscina de agua fría. Una vez finalizado el recorrido, podían realizarse actividades numerosas en función de las dependencias de que dispusiera cada conjunto termal.

En aquellas que disponían de secciones separadas para hombres y mujeres, al área destinada a estas se le daba el nombre de ”balnea”, incluso estaba el alipilus[3], cuya función era depilar con una pinza, volsellay los unctores, encargados de administrar las unciones y preparar el cuerpo para recibir el masaje del que se encargaba el tractator[4].

Los ladrones, fures balnearii, empezaron a abundar y de tal modo, que hubo que tomar medidas contra ellos[5], para evitar estos robos había en los baños una persona encargada de guardar la ropa era el llamado capsarius[6], al que se le confiaba.

En general, las termas se rodeaban de jardines y otros edificios con servicios para los visitantes como bibliotecas u otros lugares de reunión “laconium”, todo esto con el propósito de proporcionar a los ciudadanos un ambiente agradable[7].

La práctica del deporte era una actividad importante en los gimnasios, la piscina abierta,”natatio” y la palestra donde o hombres y mujeres efectuaban prácticas gimnásticas guiadas por un magister entrenador.

Todo esto con el propósito de proporcionar a los ciudadanos un ambiente agradable para el placer y el ocio.

CONCLUSIONES

Estos complejos impresionantes termales y lúdico-deportivos, unidos al importante papel social que llegaron a alcanzar condicionaban y continúan haciéndolo el desarrollo urbanístico de las ciudades.

Impulsar y concienciar a los poderespúblicosde la necesidad de otorgar subvenciones nacionales, regionales o provenientes de la Unión Europa para la iniciativa privada impulse obras de restauración, de los elementos catalogados y edificios monumentales, para la restitución de un edificio a sus condiciones o estado funcional primitivo con la incorporación de tecnologías modernas no visualizadas y no solo museístico.

Protección y acceso a las termas naturales de forma gratuita combinada con una regulación del procedimiento de otorgamiento de las concesiones administrativas privadas de explotación, limitando su tiempo de duración y la posibilidad de su rescate anticipado por parte del Estado, atendiendo a condiciones pluviales y ambientales.

El turismo termal combinado con el monumental origina una actividad económica de creación de empleo, ofrece servicios de hostelería, restauración, recreativos y tratamientos curativos y de belleza.

La obligación por parte de los propietarios, públicos o privados de obras de consolidación que tengan por objeto el afianzamiento, refuerzo o sustitución de elementos dañados para asegurar la estabilidad del edificio, valorando posibles alteraciones de estructura y distribución.

 

Note

[1]Guitard, Le prestigieux passé, p. 41.

[2]  Bonnard, La Gaule Thernzale, p. 106.

[3]Caffarello, Dizionario, p. 15.

[4]  Bonnard, La Gaule Thermale, p. 13.

[5]Homo, Rome imperiale, p. 418.

[6]Saglio, DS, 1, la parte, p. 912, s.v. “Capsnrius”

[7]Pasquinucci, M.”Terme romane e vita quotidiana,Catalogo de la exposición.(Rosignano Maritimo 1987-Roma 1989),Modena 1987.

[1]De architectura, X, 1.

[2]C.Boni, P.Bono, Capelli, carta idrogeologica del territorio della regione Lazio, Università degli studi di Roma “La Sapienza”.Guide geologiche regionali-Lazio, Società Geologica Italiana, 1993.

 

Bibliografia

De Angelis d’Ossat G. 1943, Tecnica costruttiva e impianti delle terme, Carlo Colombo, Roma.

Guhl E. 1997, Los romanos: su vida y costumbres, M. E. editores, Madrid.

Pasquinucci M. 1993, Terme romane e vita quotidiana, Franco Cosimo Panini, Modena.

Quilici L., Quilici Gigli S. 2008, Edilizia pubblica e privata nelle città romane,”L’Erma” di Bretschneider, Roma.

Sabugo M. S.  1983, Roma: territorio, ciudad y arquitectura en la antigüedad, Espacios Editora, Buenos Aires.

Staccioli R. A. 1997, Le terme di Roma antica: a cosa servivano e come funzionavano queste geniali opere della civiltà romana, Tascabili Economici Newton, Roma.

Staccioli R. A. 1990, Roma antigua: monumentos en el pasado y en el presente, Vision, Roma.

Yegül F. K. 2010, Bathing in the Roman world, Cambridge University Press, New York.